martes, 28 de julio de 2009

2007

Amarillas las luces pequeñas de la tierraoro,oro!
gritabamos algunos, solo por la emoción de decirlo no es que quisiéramos oro,
de
hecho nunca supimos realmente el supuesto valor de aquel elemento ,
sino que como ni os era bien lindo imitar a los vejetes quijotescos o mas sanchopancescos;
porque como que cada vez que gritaban oro se tragaban dos inmensas os.
Luego de gritar nos tirábamos al pasto junto a las lucesitas amarillas ;
¡cuanto nos reíamos!
De no se que y eso era lo perfecto no tener que saber un por que y morir en paz sin saberlo porque los porques en un niño nacen de lo mas trivial y lo mágico es la realidad ,
exquisitos mundos invertidos .
María y yo comiamos flores, suavecitas con petalos blancos como los delantales de niñas de campo ,
los chicos se volvían pájaros y recorrían la tierra buscando sus pies,
nosotras mas precavidas sosteníamos los pies en el barro,
con el y nuestras manos salían nuestros hijos de poca vida.
De las manos unos giros rápidos y se nos adelantaban las frases,
de las manos caímos al pasto seco, ya no volaban pájaros.
En un momento las cabezas salieron disparadas,
( no diremos mentes porque no son términos de nenes),
al volver nuestros cuerpos botados al sol crecían como las palabrotas en nuestras bocas, insolentes crecían.
Los niños no queremos explicar más, el resto fue un sol.

No hay comentarios: